El expolicía que cometió una matanza en una guardería y luego se suicidó no iba drogado, reveló este viernes la autopsia, al día siguiente de que la Policía dijera que podría haber actuado bajo los efectos de la "yaba" (metanfetamina).
El jefe de la Policía, Damrongsak Kittiprapas, señaló hoy que la autopsia no ha revelado restos de droga en el cuerpo de Panya Kamrab, el expolicía de 34 años que el jueves causó 37 muertos, incluidos 22 niños, en la localidad de Uthai Sawan (noreste).
"Inicialmente, no se ha encontrado droga en su sistema", dijo en una rueda de prensa Damrongsak, quien precisó que el examen "post mortem" muestra que no consumió drogas en las últimas 72 horas, aunque volverán a hacer otra autopsia para confirmarlo.
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El jefe policial especuló tras el suceso que Panya, que hoy tenía que asistir a un juicio por posesión de drogas, "probablemente estaba estresado y con alucinaciones (por el uso de anfetaminas)" mientras cometió el ataque.
En la matanza en la guardería, Panya usó tanto una pistola de 9 mm que poseía legalmente como un cuchillo y, a continuación, se marchó a su residencia, donde mató a su mujer e hijo y se suicidó.
Entre las víctima mortales en la guardería, que acogía a niños desde los dos años, hay una maestra que estaba embarazada, mientras que 15 personas han sido heridas, 8 de ellas de gravedad.
Decenas de familiares y vecinos se reunieron este viernes frente a la guardería de la pequeña y tranquila población de Uthai Sawai y asistieron a una ceremonia organizada a escasos metros del centro infantil, entre una procesión de políticos, donde los funcionarios del Ministerio de Justicia les tomaban datos uno a uno.
El Ministerio de Justicia aportará un fondo de compensación de 110.000 bath (unos 2.940 dólares o 3.000 euros) por fallecido, excluido el asaltante.
Los tiroteos en Tailandia son raros, pero en 2020 un soldado mató al menos a 29 personas e hirió a 58 en un alboroto que abarcó varios lugares, incluido un campamento militar y un gran centro comercial en la provincia nororiental de Nakhon Ratchasima.
El mes pasado, un militar mató a tiros a dos colegas e hirió a otro en la Escuela de Guerra del Comando de Entrenamiento del Ejército en Bangkok.
La matanza perpetrada en Uthai Sawan, en la provincia de Nong Bua Lamphu, es una de las más graves registradas en un centro escolar en el mundo, al margen de conflictos armados o ataques terrorista.